miércoles, 22 de enero de 2014

Mi poetisa

Belisa Crepusculario se hizo a sí misma, y en cierta forma me gusta pensar que yo también. Quizá sea (me refiero a que seguramente lo es) pretencioso compararme con ella e incluso intentar volverla parte de mí, pero ella, con el perdón de Isabel, también es un poquito mía desde que decidí sacarla del papel. Pienso existir, existo pensando, y las palabras son también mis eternas aliadas, mis confidentes y mi hechizo. ¿Quién soy? ¿Qué me propongo? Soy una mujer valiente, decidida a defender derechos, a revindicar la lengua, hacer la realidad poesía y, sobre todo, expresarme como la idealista que soy. Creo en los milagros pequeños y en las metas lejanas. Tiemblo ante una página en blanco y no dudo en los campos minados. Soy dura conmigo misma como la vida nunca lo ha sido y pretendo defender la alegría como me enseñó cierto uruguayo. Me busco en todas las canciones, en todos los poemas y en todas las historias, sobre todo de amor. Me encontré infinidad de veces, pero la versión más bonita, la más pura y dulce de mí misma, me la dio “Dos Palabras” y creo que fue la que me trajo aquí. Sería un orgullo y un honor denominarme poetisa, aunque sea por puro ideal, así como opinadora de oficio, reflexiva, pacifista y me agrada pensar que intento arreglar un poquito el mundo. Por lo menos el mío. No escribo para que nadie me lea, pues no uso la palabra como un medio en pos de un fin. Mis palabras son un fin en sí mismas y no hace falta un ávido ojo lector para que ellas cobren vida, pues siempre yacen en mi interior. Escribo por conocerme, escribo lo que no puedo decir en voz alta, escribo cuando me canso de hablar y cuando me canso de estar en silencio. Escribo para nadie, escribo para todos, escribo para él y para ella, pero nunca por ellos, pues únicamente puedo decir (sin importarme lo egoísta que suene, dado que mi objetivo es ser sincera) que escribo por mí. Puedo venderte las palabras en el orden que desees según lo que persigas, puedo darte de ñapa una palabra secreta para espantar la melancolía, pero no puedo mentirte. Esta soy yo, este es mi abismo. “¿Mirad cuál amistad tendrá con nada el que en todo es contrario de sí mismo?”…

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